2 de julio de 2009

EL CRISTO DE ELQUI…QUE SORPRESA!!

Allá por el año 1920, durante el gobierno del Partido Liberal sucedió un acontecimiento que causo revuelo entre la ciudadanía por muchas de las circunstancias que lo rodearon y especialmente por sus características inéditas.

Eran épocas en que la sociedad estaba pasando por un momento de incertidumbre muy especialmente el pueblo católico y devoto por tradición. El gobierno había introducido una serie de reformas, entre ellas, la Ley de Matrimonio Civil, la enseñanza laica y la más terrible de todas, la Separación de la Iglesia del Estado.

En estas circunstancias sucedió un hecho que sorprendió totalmente a la ciudadanía paceña. De la noche a la mañana apareció por las calles de nuestra ciudad un “Cristo” que deambulaba, seguido por un cortejo de curiosos e incrédulos. Este personaje, estampa y figura idéntica a la del “Salvador” de tez rubicunda, ojos azules, barba y cabellos rubios, vestido con blanca y larga túnica, manto rojo, calzando rusticas sandalias, tal cual se ve a Jesucristo en las estampas e imágenes o en los altares de las iglesias, iba acompañado de María Magdalena y dos apóstoles evangelistas discípulos de Jesús, que decían ser Pedro y Pablo, estos al igual que el “Maestro” llevaban también vestiduras bíblicas.

María Magdalena, físicamente simpática y atrayente, de tez muy blanca y cabellos largos, vestía manto negro de beduina sobre una túnica blanca que hacia juego con el conjunto de los tres caricatos del Nuevo Testamento!

Cualquiera que veía el grupo quedaba súbitamente impresionado y pasmado como mirando una visión, sería posible que Jesucristo que había sido crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos y al tercer día resucito de entre los muertos, hubiera decidido bajar de los cielos para visitar nuestra ínclita ciudad? Y nada menos que acompañado de sus dos apóstoles y María Magdalena?

La ciudadanía paceña convulsionada inesperadamente ante alto tan inaudito no supo qué hacer, la mayoría lo seguía y llegaba a santiguarse con entera devoción al verlo pasar, no faltaban los incrédulos que lo tomaron por un farsante timador. Sin embargo con el transcurso de los días este “Cristo” y sus apóstoles lograron convencer a mas y mas personas, que lo empezaron a seguir y a reverenciar.

El tal Cristo de Elqui, como así se había bautizado muy orondo y lirondo incursionaba parsimoniosamente y a paso lento en la Recova de San Agustín causando el alboroto de las vendedoras, quienes al verlo se postraban de rodillas destapándose sus sombreros y haciéndose la señal de la cruz. Jesucristo y sus apóstoles se posesionaban entonces de algún lugar preponderante y desde allí lanzaban reverendos sermones juntamente con buenas reprimendas a los pecadores que deberían hacerse perdonar sus faltas. Las “jkateras” entre lagrimas y sollozos, rezando a viva voz recibían las bendiciones del Cristo de Elqui; que solo perdonaba los pecados a cambio de contribuciones y limosnas. Pedro y Pablo se encargaban de recolectar las dadivas de las devotas cholas en medio del llanto fingido de María Magdalena que besaba los pies del Cristo mojándolos con sus lagrimas para luego secarlos con sus largos cabellos.

Este singular grupo, causante de tanta impresión durante sus paseos por la ciudad, no era otra cosa que una comparsa de cuatro “rotos” bellacos, los cuales rebasaron la frontera llegados de Elqui, una de las tantas poblaciones chilenas de la Araucanía. Payasos trotamundos y buscavidas, disfrazados bíblicamente engatusaron a gil y mil, embelesando principalmente a las vendedoras ricas y creyentes de los mercados de San Agustín y San Francisco, a quienes timaron primorosamente obteniendo de ello pingues ganancias en dinero y en joyas, caravanas, topos, anillos, cadenas y aretes con piedras preciosas que, por arte de magia y con la bendición de Jesús y las lagrimas de María Magdalena en rezos y oraciones llegaron a poder de los rufianes, quienes se burlaron de ellas en su creencia y supina ignorancia.

Estos tres facinerosos, mas la tal Magdalena, estaban alojados en el entonces Tambo Quirquincho, desde donde se desplazaban a los diferentes barrios de la ciudad, ante la mirada atónita de los ilusos paceños imaginativos, quienes se restregaban los ojos instintivamente para ver y creer como Santo Tomas.

A su vez el Tambo Quirquincho se había convertido en un lugar de visita y peregrinación de la gente que se “trago la píldora”. El patio del tambo diariamente se llenaba en espera de ver al “Cristo de Elqui” , el que parsimoniosamente se presentaba en un tablado dispuesto de ex profeso, acompañado de su María Magdalena y sus dos apóstoles haciendo una comedia bíblica, repartiendo bendiciones, medallitas, estampitas y relicarios. La gente enloquecida se acercaba para tocarle su manto, muchos llevaban a sus hijos para obtener una bendición y el “Cristo de Elqui” muy ceremonioso exclamaba: “Dejad que los niños se acerquen a mí...”

En una y muchas de sus presentaciones no faltaban los milagros que por obra bendita de los sugestionados y maravillados enfermos se realizaban aumentando así la fama del tal “Cristo de Elqui”. Por supuesto…milagros que duraban una salva de cohetes, ya que los pobres paralíticos que habían dejado las muletas en el “Tambo” a los pies de Jesucristo, regresaban a las pocas horas a recogerlas implorando un nuevo milagro , el que no volvía a producirse, merced dizque a la poca fe de los engañados.

La ciudadanía paceña, conmovida ante estos sucesos, no atinaba a creer lo que estaba pasando, los caballeros alarmados al ver que sus esposas, las damas más finas de la sociedad habían caído en semejante y ridícula estafa y visitaban el Tambo Quirquincho para recibir las bendiciones y dejar sus joyas en manos de aquel farsante, decidieron hacer algo para desenmascarar al impostor.

Don Ambrosio Vigano, entonces concesionario y propietario del Tambo Quirquincho, con ayuda de la Policía Municipal y la Acción Católica de Churubamba, elaboro a este efecto un plan conjunto con los caballeros más representativos de la época. El plan no descuidaba detalle alguno, debía ser prolijamente ejecutado para que no quede vestigio de duda en la población engañada, se había pensado incluso que si algo fallaba existía la posibilidad de una represalia por parte de los fanáticos seguidores del “Cristo de Elqui”

Aprovechando uno de los descansos del falso Jesucristo, estos caballeros sigilosamente incursionaron al “Tambo”, sorprendiendo al “Salvador” ya los apóstoles en pleno “arqueo” de las dadivas recibidas, al verse descubiertos y con las manos en la masa, no pudieron poner en práctica sus sermones conmovedores, siendo brutalmente expulsados del recinto. Así fueron desalojados los cuatro rotos, quienes tuvieron que mudarse a la casa de un paisano chileno un tal Díaz, en el barrio de la Riverilla, donde allí se traslado el alboroto del Quirquincho.

Mientras tanto el intendente de la Policía el mentado y famoso “Tigre Cusicanqui” Jefe de la Guardia Blanca del partido liberal, por medio de sus “sabuesos” había coleccionado una serie de informes reservados sobre las actividades “non sanctas” de los celebres plagiadores de Cristo y sus apóstoles, que no eran otros que unos bandidos fugados de las cárceles de “Bio Bio” y la tal Magdalena que resulto ser una rota chilena de vida horizontal.

Una de esas noches de luna llena, el Tigre Cusicanqui, con sus guardias blancas irrumpió intempestivamente en la casa del roto Díaz en la calle Juan de la Riva y a la voz de “alto quien vive” tomo presos a los cuatro picaros y a la pecadora María Magdalena, Fueron enrejados en las celdas policiales despojados de sus vestiduras y sayales bíblicos, siendo conminados a devolver los bienes ajenos y a barrer las letrinas de los antros policiales.

Días después, engrillados y con escoltas de seguridad fueron llevados a la Estación de Chijini para abordar el tren que los conduciría a su país natal, fueron despedidos por una multitud histérica en medio de una pedrea general. Viajaron despavoridos y sin un peso en el bolsillo.

Así termino aquella historia del Jesucristo milagroso y volvió la calma y la normalidad a nuestra ciudad, durante mucho tiempo los confesionarios de las iglesias estuvieron repletos de fieles que fueron a pedir perdón, por haber creído y reverenciado a ese gran impostor que logro embaucar a media La Paz, el tal “Cristo de Elqui” un roto chileno que quiso hacer de Salvador.

Isabel Velasco.

Bookmark and Share

5 comentarios:

  1. Doña Isabel, que historia tan fascinante!!!!
    La verdad es que, no conocía la historia de ese fantasma que se hacía pasar por Cristo milagroso, menos mal que la historia tuvo un final felíz.
    Mis sinceras felicitaciones por este artículo.
    Abrazos y bendiciones.
    Euro

    ResponderEliminar
  2. Señora Doña Isabel Velasco,
    Soy un paceño de pura cepa como Ud. y tengo el honor de dirigirle estas líneas para felicitarla por su gran labor como periodista, y especialmente decirle que con sus artículos sobre nuestra querida La Paz, coronada con su incomparable Illimani, me han hecho vibrar de emoción durante toda su lectura.
    Yo, por mis circunstancias, vivo en Barcelona por varias décadas, pero extraño nuestra queridísima La Paz como el primer día que salí de nuestra hoyada sin par en el mundo. Sus artículos me han devuelto la calma a la inmensa pena que me invade cuando pienso en nuestra ciudad.
    Ramiro Morales, email: ramiromoralesbcn@hotmail.com
    Le reitero mis felicitaciones y le invito a que continue escribiendo sobre nuestra inigualable La Paz, Bolivia y el mundo en general.
    Me siento sumamente orgulloso de haber nacido en la misma ciudad que Ud.
    Suyo, atentamente,
    Ramiro Morales

    ResponderEliminar
  3. Señora Isabel:

    Quiero hacer un alcance a su historia: Elqui no es una ciudad de la araucanía, como usted afirma, sino un pueblecito situado unos 420 km. al norte de Santiago (la Araucanía está situada al sur del rio Bio Bio a unos 500 km. al sur de Santiago).

    Y ahora una pregunta ¿porque el afan de calificar de "rotos" a nosotros los Chilenos?

    ResponderEliminar
  4. Estimado lector:
    Ud. debe ser el unico chileno que piensa que en el mundo entero no los conocen como "rotos" increible! Hasta en las novelas que pasan por Television Chilena que es un canal visto en todos los confines del mundo se escucha la palabra "roto" por aqui y "roto" por alla! ...los chilenos siempre han sido identificados como rotos, asi como los argentinos de "gauchos" como los uruguayos de "charruas" y los bolivianos de "bolitas" o "indios" y desde tiempos de la conquista española el territorio que fue conquistado por Valdivia es llamado Araucania. Le sugiero leer "Araucana" el bello poema epico de Ercilla para darse cuenta que ser araucano es algo de lo cual deberia estar bien orgulloso

    Isabel Velasco.

    ResponderEliminar
  5. Doña Isabel:

    Magnífica en verdad la historia, y particularmente me interesa pues soy miembro de la familia Cusicanqui y he escuchado hablar mucho del "Tigre" Cusicanqui, por lo que le pido, si no es mucha molestia y si la tiene, que me pueda ayudar a conseguir más información respecto a él y a mi familia.

    Saludos

    ResponderEliminar

Derechos de Autor © 2020

Todo el contenido de este blog es propiedad intelectual de Isabel Velasco - isabelvelasco@hotmail.com