9 de julio de 2013

FUE AHORCADO EL LADRON DE LAS JOYAS DE LA VIRGEN DE COPACABANA






Nota: En ocasión del robo perpetrado en el Santuario de Copacabana el 19 de enero de 1984.

Hace unos días el pueblo boliviano quedo sorprendido ante un delito que resulta incomprensible. Algo que no se puede aceptar, un sacrilegio sin límites, pero que lamentablemente sucedió.

Dios solo sabe quiénes osaron robar las joyas de la milagrosa Virgen de Copacabana, madre de todos nosotros y reina coronada de Bolivia.

Semejante sacrilegio, para unos, parece ser el fruto de la desesperación de personas necesitadas, para otros un delito de angurria de gente extraña, que no conoce el valor espiritual de la Santísima Virgen para los bolivianos, finalmente hay quienes opinan que el acto fue cometido por ladrones comunes sin Dios, sin patria y sin alma.

Nosotros les decimos: Ay de ellos….¡que se atrevieron!

Obviamente se trata de personas que o conocen nada acerca de los milagros, los celos y los castigos de la Virgen. No les deseamos mal, pedimos que se arrepientan!

No les vaya a suceder lo que aconteció, hace muchísimos años, con una persona que igualmente se atrevió a profanar a la Sagrada Imagen de nuestra adorada Virgen de Copacabana.

Fue más o menos por el año 1750, siendo Prior y Guardián del Santuario el Padre Fray Diego de Medina. Llego a Copacabana un tal Mateo Contreras, vestido de indio; muchos vecinos le vieron mientras paseaba por la Plaza del pueblo, para algunos era un hombre normal y corriente que no despertaba ninguna sospecha. Algunas personas lo vieron merodear por el templo, pensaron que tenía mala cara; mas nadie reparo especialmente en su persona.


Un viernes por la noche sin que nadie lo viera, se ocultó bajo el paño mortuorio de una tumba, quedándose quieto hasta que se apagaron las ultimas velas del templo, pacientemente espero que saliera el ultimo guardián, ya bien entrada la noche y sumido en el más grande silencio, salió sigilosamente de su escondite dirigiéndose hacia el altar de la Santísima Virgen, se acercó conteniendo la respiración, pues como declararía posteriormente, temblaba de miedo, pero más pudo la fuerza maligna que lo impulsaba, insolentemente alzo el velo de la Virgen y en un arranque de coraje le quito su rica corona de oro cuajada de piedras preciosas. Esta joya obsequio de las señoras de la ciudad de Arequipa. Se apodero de otras joyas, entre ellas una cruz de esmeraldas con papagayuelo de oro con pedrería, sortijas de oro con esmeraldas y una cadena de oro.

Quiso apoderarse también de la corona del niño pero en el momento en que se disponía a hacerlo sintió que la santa imagen movió su brazo ante tan sacrílega osadía. Aterrado de espanto vio que la Virgen desviaba su mano evitando así que el tocara la corona de su hijo, este movimiento contuvo al ladrón, quien creyó en ese instante ver toda la iglesia iluminada, como confeso cuando fue aprehendido. Ante este hecho huyó despavorido para perderse en la oscura noche sin estrellas.

Al día siguiente, sábado por la mañana, cuando el sacristán se disponía a prender las velas del altar para la primera misa, noto como a la Santísima Virgen le faltaba su corona y varias de sus joyas inmediatamente corrió a avisar al Padre Guardián, quien rápidamente inicio las diligencias del caso. Avisaron a Yunguyo y a La Paz. Todo el pueblo se puso en estado de emergencia nadie podía creer lo que había ocurrido, la gente indignada y temerosa veía como el lago sagrado comenzaba a enfurecerse con tremendos oleajes que hacían temblar los cerros que rodean el Santuario.

Hechas las averiguaciones y después de unas cuantas horas de búsqueda pudieron capturar al ladrón en el pueblo de Yunguyo, tratando de fundir el oro separando las piedras de las alhajas. Mateo Contreras fue llevado a prisión en medio de un pueblo enardecido que clamando justicia trataba de lincharlo. Fue apedreado y garroteado. Las mujeres del pueblo lo punzaron con tremendos y afilados yauris, la pronta intervención del Padre Guardián logro salvarlo de la turba que pedía verlo en la horca. Contreras confeso su delito y fue entregado a la justicio que lo condeno a la pena de muerte.

Estando al pie del patíbulo refirió como la Santa Virgen de Copacabana lo quiso contener del crimen, igualmente conto como las luces se encendieron en la iglesia. Nadie pudo perdonarlo, murió en la horca pidiendo perdón a gritos y llorando, clamando perdón a Dios y a la Virgen de Copacabana.

Así fue como sucedió, según la crónica referida y escrita por el Reverendo Padre Fran Alonso Ramos, ratificada y comprendida por el Padre Fray Rafael Sanz con la aprobación del ilustrísimo Obispo de La Paz Mariano Fernández de Córdoba el año 1860.

Hoy cuando el pueblo parece no recordar, como debería hacerlo a la Patrona de Bolivia los hechos que ocurrieron hace unos meses en Copacabana nos llaman a la reflexión, tal parece que la virgen quiere llamar la atención, de alguna forma quiere que los bolivianos volvamos hacia ella y olvidemos tanto odio y enfrentamiento, tal vez quiere unirnos a su alrededor, ya que ella es la verdadera representación de nuestra nacionalidad. Existe una verdad, una verdad ineludible, la Virgen India no solo es una imagen encierra toda la tradición de un pueblo, nuestra historia, nuestra fe. Ellas son la patria misma, aquellos que osaron dañarla nuevamente no deben estar conscientes de lo que significa para nuestro pueblo esa afrenta. Treinta años de presidio como dicen nuestros Códigos serán poca cosa para estos ladrones, ellos tiene que ser ajusticiados en la Plaza pública como Mateo Contreras, así los bolivianos podremos saber la verdad, pues solo cuando los malhechores sean aprehendidos conoceremos lo que en realidad sucedió.

Debemos saber por qué los ladrones no se llevaron la magnífica corona de la Virgen, no sería nada extraño que la Santa imagen se haya defendido nuevamente así como en el pasado desvió la mano de Contreras ilumino la iglesia, seguramente también esta vez ocurrió algo semejante. La Candelaria defendió su corona atajando al ladrón antes de que consumara hasta el crimen de decapitarla.

Nunca nadie se atrevió a tocar las joyas de la Virgen, por el contrario hombres y mujeres de nuestro pueblo le hicieron regalos de plata y oro. Grandes señoras, Condes y Virreyes de otros países y hasta un Rey Moro le hicieron obsequios en oro y piedras preciosas. El Presidente Isidoro Belzu le rindió su espada con mango de oro y brillantes, la que debe encontrarse en el museo del Santuario. El Presidente Hilarión Daza viajo en romería con el Batallón Colorados antes de partir hacia la guerra, allí a los pies de la virgen se postro de hinojos y pidió para él y para todos sus soldados la bendición y la protección de la “Mamita de Copacabana”, en esa oportunidad obsequio a la virgencita todas sus condecoraciones.

Solo en ocasiones de gran apremio y peligro la patria pidió ayuda a la Madre de Bolivia. En 1826 con objeto de sufragar los gastos que demando la Guerra de la Independencia el Gral. Don Antonio José de Sucre hizo sacar el oro y la plata del santuario para pagar a las tropas colombianas. Eso nos demuestra como la “Virgen Madre de Bolivia” fue la que costeo nuestra libertad, al igual que la Reina Isabel la Católica patrocino el descubrimiento de América.

¡Quien Oso ultrajar nuevamente en este año del Señor de 2013 recientemente lo pagara muy caro! Todo lo que aquí relatamos no es producto de nuestra imaginación, solo queremos decir a los ladrones que se atrevieron a faltar de manera tan terrible a la Madre de Copacabana recientemente:

“Aún están a tiempo” Repasen la historia señores y verán que especialmente en Bolivia esta se repite.

Nuestra intención al traer este episodio es llegar a su alma pues solo Dios sabe porque razones cometieron esa acción de la que se arrepentirán toda su vida!

Isabel Velasco.

1 comentario:

  1. La Inquisición Trabajando... Ayer, Ahora, Mañana y Siempre.
    Es penoso observar que a través del tiempo y en pleno siglo XXI la superstición y el culto a los ídolos, sea más fuerte que el sentido humanista que debería ser la base de la convivencia humana.
    Desde tiempos remotos las religiones han vivido del miedo, la sumisión y la ignorancia de las masas.
    En América millones de toneladas de riquezas fueron saqueadas a nombre de un dios desconocido; riquezas que NO sirven a ningún ídolo de madera, barro o mármol... sino que fortalecieron un sistema y un poder centrado en Roma.
    No veo el sentido de proteger lo que se roba, gracias al engaño y la ignorancia de las masas, y NO paga impuesto alguno, ni rinde réditos ni beneficios a la propia gente humilde.
    Peor aún es encontrar personas hoy en día que se sientan satisfechas con los daños que se ocasionan o con la muerte de otro ser humano... cuanto más sangre y más cruel sea; más se deleitan los herederos de Torquemada.
    Es triste, es inhumano... rebasa la imaginación de quienes buscamos el equilibrio de la Naturaleza y pretendemos fomentar el intelecto con las bases del humanismo consciente y con la ayuda de la razón.

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