8 de mayo de 2009
CUANTAS COSAS PENDIENTES... ¡MADRE MIA!
Como no quisiera poder decirle a mi madre cuanto la extraño, la quiero y le pido perdón por todas las lagrimas que le cause, cuanto la hice llorar, renegar, preocupar y cuantas otras cosas más.
Lamentablemente es muy tarde y lo único que me queda es contarle mis penas, alegrías y sentimientos en las noches largas cuando no encuentro el sueño. Ahí si ella es mi compañera, como quizás jamás lo fue.
No puedo contener las lágrimas al recordar sus brazos extendidos, llenos de amor, comprensión y dulzura. Su hermoso rostro siempre con la sonrisa de amor, con la expresión de paz angelical tan hermosa que irradiaba.
Tengo de ella los mejores recuerdos, era dulce como un panal de miel, inspiraba seguridad, a su lado me olvidaba de todas las penas, ella me hacía sentir bien, cocinaba los mas deliciosos “picantes”, era tan entusiasta, le gustaba bailar, cuantas veces la pesqué mirando la luna y fumando un cigarrillo en la oscuridad de la noche, oculta, cantando en el jardín “Madreselvas en Flor”.
Se interesaba en mis actividades, me alentaba cuando el panorama se ponía negro, me daba ánimos, sin ninguna condición. ¡No pedía nada y daba todo!
En estos tiempos de mentalidad fría, calculadora, y desolada como un páramo, quisiera hacerle entender que yo fui una más de las víctimas de la vida y no la supe apreciar. Mi rebeldía, “educación” y quehaceres no me concedieron el lujo de acompañarla cuando tal vez ella si necesitaba de mi. Paso noches enteras pensando que hubiera hecho yo por ella, comparando todo lo que ella hizo por mí. ¡Ya es muy tarde!
Cuanta tristeza de no poder agarrarla fuertemente y gritar ¡Cuánto te adoro! Decirle ¡Te quiero mama! Abrazarla, besarla, pedirle la bendición. Gracias por todo mamita...Por los nueve meses que me nutriste en tu vientre bendito, por la leche de tus pechos divinos con la cual me alimentaste, por las noches en vela, por las mil y millones de mil preocupaciones que te cause, por haberme enseñado a rezar, hablar, contar, caminar. Podría ir hasta el infinito enumerando todo lo que hiciste por mí. ¡Hasta por las palizas bien merecidas que me diste! Gracias! Me dolieron, pero aprendí, si volví a cometer los mismos errores y me volviste a palicear, mil gracias mamá. ¡Aprendí!
Lo que nunca pude aprender fue a valorar todo tu amor, tu paciencia, tu pesar en épocas difíciles, tus dolores y penas, tus preocupaciones y angustias, tus relatos, tus historias, las largas conversaciones que me cansaban, esas que parecía me las habías contado cien veces durante toda la vida.
Recién cuando no hay vuelta que dar, me doy cuenta. Te lo juro madre…¡como no quisiera escucharlas cien veces más!
Como no quisiera oír una vez más uno de “los eternos consejos” esos que yo nunca escuche, practicar con tus medicinas magistrales, tus remedios caseros. Daria todo lo que tengo por poder vivir la vida sin tanto afán. Quisiera, ahora sí que quisiera! rezar el rosario del que muchas veces escapé.
En la intimidad en la que estamos ahora en este momento las dos, conectadas, yo “llorando ríos” empapando la máquina de escribir con mis lagrimas y tu mirándome con tu tranquilidad de ángel desde el cielo, te siento como en una nube y te quiero decir “sabes ma…como ahora te comprendo”, a mi me pasa lo mismo que a ti, me estoy poniendo vieja, cuento las mismas historias cientos de veces, llamo a horas en las cuales no debo llamar, me olvido de muchas cosas y me gusta dormir.
Ya no me importa mi silueta, odio las dietas y los ejercicios, y no me canso de usar los mismos zapatos, los siento cómodos, son divinos…los tacos tan altos que te preocupaban tanto ya son parte del decorado del fondo de mi closet y para que lo sepas... No abandono mi mantilla de hace añadas cuando miro la televisión. Creo que me gane el derecho de decir lo que siento…esta vida es muy larga y es una pesadilla.
Tal vez no hubo en la vida madre más buena, ni abuelita más adorada que tú, tus nietos están esperando con seguridad tu canonización. Te envidio mamá, ojala que a mí, mis nietos me quieran igual que a ti. Estoy tratando de ser como tú, aquella que tantas veces yo rechacé, esa fuente de amor, alegría, felicidad que tú fuiste. Perdóname por tantas angustias, preocupaciones y dolores que te cause.
Feliz Día de la Madre, ¡te mando un ramo de rosas blancas y todo mi amor, mas los besos y caricias que nunca te di!
Isabel Velasco
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Muy lindo mamita, me hiciste llorar! Te quiero mucho! Y estoy segura que mis huahuas te quieren y te van a querer tanto o mas que nosotros a la Abuelita Lulú. Te adoro!
ResponderEliminarAndy
HERMOSO YAYITA.... TE QUEREMOS COMO NUNCA PENSASTE
ResponderEliminarMami, Feliz Mes de la Madre!!! Te quiero mucho!!! Gran artículo, la abuela debe estar feliz en el cielo!
ResponderEliminarMamita querida. Muchos de tus lectores no lo sabran, pero soy tu segunda hija mujer, Andrea. He leido y re leido tu carta a mi abuelita Lulu.. yo se qeu si yo la amaba tu la adorabas, pero como cualquier hija, nunca tomaste en cuenta sus consejos o advertencias. No me voy a extender en decirte cuanto te quiero, porque tu ya lo sabes y seria insulso, solo quiero que sepas que HOY, te amo, te valoro, te acepto como eres, y le doy gracias a DIOS por haberme bendecido permitiendo que, aunque este lejos de TODO lo que para mi es "safe", te tengo a ti, mi MAMI, mi amiga, mi confidente. Te amo mamita y le pido a Dios que te de salud, paciencia y amor, EL RESTO de tus DIAs, PARA QUE SIEMPPRE podamos estar juntas, en cuerpo y alma. Te adoro mamita. Gracias por todos los sacrificios que tuvuste que hacer, por todos los malos momentos que pasaste por nosotros... solo te puedo decir que valieron la pena... Somos felices hoy.
ResponderEliminarTe adoro
Andy