27 de agosto de 2009
LA MUJER MÁS HERMOSA DEL UNIVERSO
Que es el “Universo”...De acuerdo al Diccionario Larousse en español, el “universo” es todo, sin excepciones; son las estrellas, la luna, el sol, las galaxias, los planetas, las constelaciones, nadie sabe con exactitud la magnitud del mismo. Cada día los científicos con ayuda de satélites y nuevos inventos, descubren lejanos mundos, estrellas, astros, en fin es algo que no tiene límites ni menos comprensión.
Entonces…como se puede escoger a la “Mujer Más Bella del Universo”. Es marciana tal vez? O de Júpiter, Venus, Platón, o Saturno. Tal vez vive en alguna tribu del Amazona, o es Mapuche, Iraní, nadie la vio en algún lugar del desierto del Sahara, vive en las montanas de Pakistán, en la Patagonia, es intima de Osama Bin Laden, se la puede encontrar en las Islas de los Urus en el Lago Titicaca, nunca salió de un “iglú” y se cubre con miles de pieles de nutria. Quién sabe si estará en algún extraño lugar en el África, vestida de guerrillera con su ametralladora en la mano. O en algún rio buscando diamantes esclavizada por alguna de esas tenebrosas mafias.
Que dilema…como poderla encontrar!
Una noche de fines de noviembre de 1987, recibí una extraña solicitud, me preguntaron si quería irme a vivir a Venezuela, así de simple “quieres ir a vivir a Caracas? A lo que conteste: Si me gustaría!
Esto fue todo, de pronto me vi en el avión viajando con todo y mis cuadros y porcelanas, no tenía la menor idea de lo que me esperaba, después de todo lo había saboreado todo y que mas me podía ocurrir.
Resignada pensando: “me voy a tomar mi vacación sabática, me voy al Caribe, me olvidare de las penas y los lamentos, disfrutare de la bonanza de la bella patria de mi Libertador, de las playas, que emoción Caracas, la más fascinante capital de Sudamérica, la más estable política y económicamente, estaría como pez en el agua, ya me estaba acostumbrando a los conflictos y era momento de sacudirse, tenía mi agenda completa.
No más problemas! Adiós a los paros, golpes de estado, hambrunas, colas, filas, dinamitazos, huelgas, desabastecimiento. Eso sería parte del pasado ingrato y cruel! Iba como Embajadora “consorte” de Bolivia hacia un mundo de maravillas! Venezuela me esperaba con los brazos abiertos.
Llegue a una suite del Hilton frente al hermoso Teatro Teresa Carreño de esa vibrante capital. Un sueño hecho realidad! Mi vida era color de rosa! Nada podía salir mal. El clima era perfecto, divino, que había yo hecho tantos años viviendo en La Paz, desperdiciando mi juventud, llenándome de arrugas en esa sequedad, porque antes nunca pensé en esta vida diplomática era la respuesta para todos los males! Con razón Venezuela tenía fama, en el mundo entero, por la belleza de sus mujeres. Bueno para mí eso no era ningún problema, yo tenía mis propios encantos y estaba a la “altura” de cualquier desafío.
Para congraciarse por esa idea repentina de trasladarnos de la noche a la mañana a vivir a otro país, el Embajador estaba muy atareado y decidido en complacer a la recién llegada familia con sus ideas de una vacación ideal larga y por mucho tiempo.
El primer domingo nos llevo al “Hipódromo” una maravilla, estábamos en la sala VIP. Yo muy preciosa arreglada a la última moda, elegante y desafiante muy segura de mi misma, después de todo era joven, tenía mucho porte, hablaba idiomas, me sobraba clase, señorío y distinción. Nadie podría contra mí. Ni siquiera la mujer más bella en ese salón. Comenzaron a desfilar exquisitos manjares, licores, saludos y besamanos.
Eran los días antes de la Toma de Mando del Presidente Carlos Andrés Pérez Jiménez, el país estaba de fiesta, la sociedad de Caracas pletórica de entusiasmo, como en los mejores tiempos, nuevamente la elite en el poder, todo felices. Corrían por las mesas las botellas de los más finos licores, botellas y botellas de champagne circulaban por el salón. Los apostadores unos millonarios reían y gritando a más no poder, celebraban su buena suerte! ellos afortunados hacendados, dueños de caballos, empresarios, no podían sentirse mejor. El “establishment” en su mejor época.
Entre toda esa euforia, gritos, aplausos y algarabía, llego el momento sublime de esa tarde, el Hipódromo de Caracas recibía a las Señoritas concursantes del Miss Venezuela. Se escucho en los altoparlantes que las “divinas” “exquisitas” “hermosas” representantes de los estados de todo el país harían su presentación esa tarde y por supuesto como primer paso, darían su vuelta de popularidad en el Salón VIP. Una verdadera emoción, después de todo, yo era fanática de los concursos de belleza y creída en mi “autoridad” en la materia me dispuse a observar y como siempre la última palabra la diría yo!
No fue más, entraron las señoritas…dieron una vuelta…todas con sus respectivas bandas que indicaban el nombre de los estados del país…no podría decir que sentí ese momento eterno. Me suspendí en el espacio de lo increíble, de lo irreal, sentí que todo me daba vueltas, no podía creer lo que estaba viendo. Esas no eran mujeres de carne y hueso, eran diosas que habían venido en carrozas de fuego desde el Partenón, que salieron de las historias que leía en las tardes de lluvia en mi casa en La Paz, esas de “Narraciones Infantiles” en el Tesoro de la Juventud, eran hadas encantadas de los cuentos de “Las Mil y Una Noches” de “Aladino” de esos libros de la Colección Billiken. No! no podían ser seres terrestres, vivos, que me daban la mano y me saludaban.
Mujeres exquisitas de belleza y estatura incomparable .. Una aparición. Más aun cuando entro la Miss Universo 1986 Miss Venezuela: Barbará Palacios con 1.74 de estatura, la belleza más increíble del mundo con su banda de Miss Universe, vestida con un hermoso vestido blanco, con su cabello negro largo y la corona que relucía en medio de los bucles de ese cabello increíblemente suave lozano y al viento como le gustaba usar. Era la mujer más divina que en mi vida hubiera visto yo. No sé que sentí, mi corazón galopaba a cien por hora, no sé de donde saque la fuerza para levantar mi mano hacia arriba para poderla saludar, esa mujer era tan alta que me sentí Gulliver en el país de los gigantes. Toque su mano delicada y vi en sus ojos el fulgor del cielo fresco de nuestros ríos, selvas vírgenes, amaneceres, pajarillos de colores, cantos suaves, cantos salvajes, danzas, música de quenas, de arpas, de maracas y tamboras. Sentí el aire de la Cordillera de los Andes, de la Sabana, del Llano, de la Puna, del Desierto, el calor de las profundidades del Amazonas las yerbas frescas, los frutos exóticos de nuestro continente. Todo sentí!
Ese fue mi primer domingo en Caracas frente a la mujer más bella del Universo. Barbará Palacios Teyde. Miss Venezuela 1986.
Quedé curada de la sorpresa, a partir de ese domingo de antología que vive por siempre en mis recuerdos, tengo mucho mas que escribir acerca de mi vacacion “sabatica” en Venezuela. Esta historia recién comienza y como tiene “azúcar y sabor” !
Isabel Velasco.
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Isabel,
ResponderEliminarQue bonita historia, me gustaria saber mas de tu estadía en Venezuela, que bueno que conociste a mi parienta, je je je.... saludos
José Luis Palacios
Magnifica y genial al relatar historias de tu vida, gracias por invitarnos a ese paseo tan hermoso de tus experiencias.
ResponderEliminarNorma Yabeta Rubin
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