19 de diciembre de 2016
TIENDAS Y ALMACENES DE LA NAVIDAD DE ANTAÑO
La Paz capital económica de Bolivia, siempre sobresalió por tener un excelente comercio, sus almacenes no tenían nada o muy poco que envidiar a los de Buenos Aires o Santiago. Vemos esa realidad de antaño hoy solo viviente en la memoria de algunos abuelos y abuelas que serán quienes recuerden con cariño lo que relatamos a continuación:
En las calles Comercio y Potosí (antes Chirinos), Mercado y adyacentes se apreciaba el lujo de los grandes almacenes que hoy día lamentablemente no existen, nos referimos a esas hermosas tiendas como “La Casa Grande” de D. Enrique Borda, en la esquina Ayacucho y Mercado donde actualmente se alza el edificio del Banco Central. Esta bellísima tienda era un emporio de toda clase de artículos, ocupando dos pisos de esa gran casona republicana, lucia vitrinas decoradas a lo largo de las dos calles. Este almacén estaba dividido por secciones: caballeros, damas y niños, presentando sus grandes salones originalmente decorados al estilo europeo. En la otra esquina, casi en la misma vereda estaban los almacenes de Juan J. Hinojosa de características especiales, con artículos para caballeros, todo importado de Europa, especialmente de Inglaterra, allí se vendían los famosos pajizos, clacs tarros, casimires, armas de fuego, camisas, cuellos, puño. Entrar en este almacén era transportarse al Picadilly Circus de Londres.
Por la calle Mercado, esquina Colon estaban los almacenes “La Esperanza” de Don Manuel Bueno, esta bellísima tienda lucia amplios salones con espejos y muebles vieneses y era atendida por caballeros educados que sabían de su oficio. En esas épocas existía la Liga de Empleados de Comercio, donde se daban clases especiales para atender a la clientela en la mejor forma posible. En la misma calle Mercado esquina Socabaya se hallaba la elegante “Casa Elsner” que ocupaba los tres pisos de su edificio, alfombrada desde la puerta, lucia vitrinas decoradas por artistas especializados en el ramo, acercarse a estos almacenes era un gusto especial durante la época navideña. Sus primero y segundo pisos para damas y caballeros con elegantes manquéis colocados desde la entrada y cadetes uniformados que conducían a los clientes a las diferentes secciones, el tercer piso era un palacio de juguetería para enloquecer a todos los niños. Los juguetes tan bien distribuidos y sin ser electrónicos llamaban la atención, estando sus precios al alcance de todos los bolsillos. Era un verdadero paraíso donde tanto padres como hijos disfrutaban momentos interminables dando cuerda a las muñecas, autitos, cocinillas, osos, juguetes en fin algo que jamás se borrara de la memoria de nuestros padres: “el gran salón de juguetes de la Casa Elsner’.
Siguiendo en la calle Mercado esquina Colon estaban situados los grandes “Almacenes El Cóndor” de Ashton & Schulz los mismos ocupaban dos plantas con media cuadra de vitrinas y puertas hacia ambas calles, era una de las grandes tiendas que nada tenían que envidiar a un Gatt & Chaves de la época en Buenos Aires o cualquiera de las grandes capitales de nuestra América. Para los caballeros existía el elegante almacén “Guillermo de Notta” dedicado a vender mercadería elegante para hombres, con un surtido de camisas inglesas para día y noche, cuellos, puños, pipas, cachimbas y todo artículo de sport como sables, monturas, escopetas etc. En la calle Comercio a lo largo de todo ese edificio que todavía se conserva y era conocido con el nombre del Edificio de las Concebidas desde la calle Jenaro Sanjinés hasta la Plaza Pérez Velasco se encontraba la “Corona de Oro” de Don Francisco Schohaus, uno de los almacenes más lujosos de todo el comercio paceño, con sus grandes salones decorados con un gusto extraordinario donde inclusive al fondo de uno de ellos había un pino hermosísimo que se lucia en medio de caídas de agua a colores, siendo este la maravilla de todos los clientes que no solo acudían allí a comprar joyas sino a mirar los decorados.
En la esquina de la calle Mercado y Socabaya estaban los almacenes “La Sultana” de propiedad de Don José Schuab quien era gran amigo de todos y conocido por importar los juguetes más bonitos de Europa y Estados Unidos, este emporio estaba adornado con muñecas de porcelana que vestían trajes regionales de España, Italia y Francia. No cabe duda que las muñecas de Don José eran las más famosas durante la época navideña y muy especialmente en la Fiesta de Todos Santos.
Siguiendo por la calle Mercado o calle Honda hasta la esquina de la Jenaro Sanjinés se hallaba establecido el Comercio Árabe-Sirio-Libanes, lo que en ese entonces se llamaba “La Turqueria” con infinidad de artículos para confecciones, telas, bayetas terciopelos, tocuyos cintas, encajes, cien hilos. Una de las principales tiendas de esta calle era: “La Rosa Blanca de La Paz” de Said Harb y Elias Miguel, con especialidad en artículos de seda, sombreros para señoras y un gran surtido de cremas y perfumes del “Harem” todo importado de Europa y Asia Menor.
Otro gran almacén conocido por la venta de artículos para caballeros era “Murillo Bross” en la esquina de la Plaza Murillo, frecuentado especialmente por los caballeros, políticos, autoridades, parlamentarios, abogados de esa época para lucir sus galas en las grandes recepciones, banquetes, desfiles y actos diplomáticos. En ese entonces los honorables acudían al parlamente de tarro y leva, pues eran grandes señores de buen vivir y mejor vestir.
Entre las bellezas del comercio paceño no podemos dejar de mencionar los hermosos almacenes de “La Villa de Paris” de Pérez Hita y Bosacoma donde se vestían las damas más elegantes de la sociedad paceña al igual que “Le Bon Marche” o “El Louvre” de Francisco J. Jiménez casas que se especializaban en importar artículos finos para señoras y señoritas desde Europa a pedido y por catálogo, pues las damas de antes se vestían al último grito de la moda de Paris, así se lucían sombreros, sombrillas, pieles, boinas, corsés, guantes, enaguas, vestidos etc. Todos estos artículos para la temporada, posteriormente los estilos sastres y las famosas blusas nylon que hicieron furor allí por los años cincuenta enloqueciendo con la novedad de la moda transparente. No está lejos en los recuerdos la famosa “Casa Select de los argentinos Colominas y Sánchez, una hermosa joyería que marco época en La Paz y competía con cualquiera de su ramo en Latinoamérica, allí las joyas se vendían en presencia de autoridades especiales como se estila en las grandes joyerías del mundo Igualmente estaba “La Corona de Oro” de Schohaus, una elegante joyería en la calle Comercio junto a otra que marco época la hermosa “Book” cuyos propietarios eran alemanes.
Con artículos importados desde España sobresalía “La Gran Vía” que tienda más hermosa! uno parecía estar en “La Puerta del Sol” de aquellas épocas en Madrid, ahí se vendían trajes españoles perfumes Mirurgia perlas de Mallorca, castañuelas estoque y las bellísimas mantillas que las damas paceñas lucían en los templos y procesiones, acontecimientos a los cuales acudía toda la sociedad.
Y para regalar al paladar que otro que “La Sevillana” de Don Eulogio González con artículos importados desde España y exquisiteces europeas de las más finas marcas. La casa era un lujo del comercio español.
De toda esta maravilla ya no queda nada. Lamentablemente después de la Guerra del Chaco y con la llegada de los israelitas esos enormes y elegantes salones fueron divididos en pequeñas tiendas que hoy se extienden a lo largo de las calles tradicionales de las calles paceñas. Ahora en estos días nuestra bella ciudad se ha convertido en un inmenso “tantakatu” d contrabando desde la Garita de Lima hasta San Miguel en la Zona Sur aún más con la invasión de la mercadería china que se vende hasta en las veredas y por ahí en algunos recodos llenos de basura. Nada raro es caminar entre blusas y calzones que llegan como mercadería usada en las aceras de nuestra ciudad. Como todo tiempo hermoso tanta belleza se pasó y de ello tan solo queda el recuerdo..
Isabel Velasco
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Indudablemente, aquel área comercial de la city era la quintaesencia del comercio selecto de La Paz. No llegué a conocer muchos de esos establecimientos comerciales a pesar que mi padre los vivió de cerca como socio que era de "El gato negro" en la Socabaya y POTOSÍ y más tarde en La Sevillana" junto a González. A mí me tocó asistir al cierre de los últimos negocios de postín que mencionas con tanto candor. Estos dieron paso a los "malls" impersonales, de autoservicio y poco amables centros de compras fríos y democráticamente mezclados.
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