Esta historia que escribo, fue una de las favoritas en los salones de La Paz de antaño, los abuelos se la sabían de memoria...la escribo, para el recuerdo.
Que sirva de algo ya que en estos tiempos estamos con los políticos hasta el cuello y el folklórico presidente Evo Morales quiere construir un palacio nuevo.
Dicen que Don José María Bozo era un macanudo y aristocrático camba cruceño de alto copete y muchas campanillas, quien siendo muy joven llego a La Paz montado en una mula y vestido de fraile.
Este magnífico personaje hizo historia en nuestra ciudad y sus dichos, actos y anécdotas han quedado dentro de las tradiciones, como una fiel representación del “esprite populaire” inolvidable.
Don José María Bozo era temido por humildes y poderosos por su personalidad mordaz burlona y satírica, fue un verdadero erudito; dos veces magistrado, versado en filosofía, latín, griego y matemáticas. Amante de la naturaleza, fue médico naturista dejando un libro escrito con su puño y letra, con esa proverbial pluma de ganso que no se tajaba sino una vez para reemplazar a la que había concluido su servicio. Esta obra se llamaba “Materia Medica de Bolivia” esta, lastimosamente, aun inédita.
Siendo catedrático de la universidad, introdujo por primera vez en Bolivia la “Cátedra Libre”, sus clases de filosofía fueron parangonadas por los sabios de aquellos tiempos, con las del profesor Simón Rodríguez, maestro del Libertador. Dictó también cátedra de Derecho Civil, imponiéndose con sus clases de discusión abierta y libre pensamiento, cosa inconcebible en aquellos tiempos de rígida disciplina profesional.
Permitía a sus alumnos fumar, salir y entrar a veces suspendía las clases porque el tiempo era bueno, otras porque el tiempo era malo.
Excéntrico y estrafalario, conservo buenas relaciones con todos los magnates y poderosos, era amigo de todos los mandatarios, su presencia era requerida en todos los actos sociales, culturales y protocolares. Sus conocimientos y cultura lo hicieron formar parte de la elite de los eruditos paceños, donde se lo conocía como el “Diógenes Boliviano”
El pueblo que también sabia de sus inquietudes, hazañas y andanzas, lo llamo con el famoso y nunca olvidado nombre de “Doctor Chullas”.
Tal vez por su forma estrafalaria de vestir. Así como se lo veía vestido de cura, se lo podía ver también de cacique indio con poncho y lluchu, ya sea con zapatos de diferentes colores o con su ropa raída y descosida, si se le preguntaba por qué vestía con los hábitos de monje, contestaba:
“Este fue el traje seglar en la edad media, ¡no hay razón para no ponerlo de moda nuevamente!” O a requerimiento de la autoridad eclesiástica, decía: “Soy pobre no tengo más ropa…la iglesia que es mi madre que me preste su vestido”.
El Doctor Chullas o Diógenes Boliviano fue un hombre que se adelantó a la historia, un existencialista fuera de época, libre pensador, un verdadero hippie que nació fuera de tiempo y espacio.
Como miembro de un tribunal, ¡durante los exámenes finales era terrible! Muy conocido por sus demandas mordaces y satíricas fuera de toda comprensión….Sus preguntas extravagantes le dieron fama de examinador implacable y desconsiderado, su debilidad era aplazar a los alumnos más pretenciosos.
Una de sus preguntas favoritas era la siguiente:
¿Cuáles son las producciones del Beni?
El alumno previamente preparado para esto debía contestar:
Las siete ces y si el Diógenes requería una respuesta más concreta de las siete ces, el examinado debía explicar:
Cacao, café, cascarilla, coca, cera de Castilla, caña y caoba.
Cuentan entre sus múltiples anécdotas que se hicieron famosas, que cierta vez se presentó a exámenes un joven aspirante a abogado, el mismo que después ocupo altos puestos en el Gobierno de la Republica, Diógenes ceremoniosamente le pidió que rece el Padre Nuestro, el personaje que no esperaba tal cosa, se atufo y no pudo ni atrás ni adelante con la oración dominical, al ver el Doctor Chullas que el examinado se perdía en sus nervios, le dijo:
Al parecer usted no conoce la doctrina cristiana, vamos a ver si puede usted persignarse….mayores apuros paso el letrado en ciernes, intervino entonces el Presidente de la Corte pidiendo al señor abogado contraer sus preguntas a materia de Derecho. Entonces Diógenes imperturbable continuó:
Pues bien señor, le hare una pregunta sobre el contenido de las siete partidas, rece usted los mandamientos de la ley de Dios que están en la Ley Primera, Titulo Cuarto de la Primera Partida.
El infeliz se vio perdido y no pudo atar ni desatar.
No obstante de ser estrafalario y excéntrico era bien recibido por sabios y gobernantes que lo elogiaban y retaban, temerosos de su lengua mordaz y de sus escritos satíricos e incisivos, nadie se atrevió a hacerle un desplante jamás, había que estar bien con él para no engrosar las filas de las víctimas de su sátira burlona.
Dilecto amigo y contertulio del Presidente General Belzu, fue invitado al estreno del Palacio de gobierno que acababa de ser construido, el Presidente se constituyó en su cicerone, haciéndole pasear los salones y todas las nuevas instalaciones, pidiéndole una opinión al respecto.
Diógenes meditabundo miro de un lado a otro, paseo y constato la belleza de la nueva construcción….después de un momento de silencio ante la expectativa del mandatario exclamo:
Caramba Presidente…¡muy linda obra! …que hermosas habitaciones…que buena arquitectura…..que grandes salones!
¡QUE PUERTAS TAN GRANDES PARA HOMBRES TAN BAJOS!
Al Tata Belzu no le quedó otra que morderse los labios y luchar contra sus instintos bélicos.
Como pensador político era radicalmente demócrata, auto titulándose diputado de las tribus indígenas…propuso el radicalismo aborigen, inédito en su época, cuando le tocaba exponer en el Parlamento siempre hacía referencia a dichos y hechos del Dictador paraguayo Francia a quien admiraba fielmente, no titubeaba al expresar que el Tata Belzu era incompleto, manifestando que lo que Bolivia necesitaba como presidente era un Cacique con poncho, mauri y chuspa.
Políticamente fue lo que hoy diríamos un hombre de izquierda, un “avant garde” ya que proponía un gobierno de las mayorías, un gobierno de los indios, aunque desconocía que la “cholocracia” jamás permitiría un gobierno de estas características.
En su juventud, dicen que al llegar el Libertador Simón Bolívar a estas tierras, diole la bienvenida con la venia más profunda y humilde, postrándose de rodillas ante él, beso el cojín de terciopelo que estaba a sus pies y le dijo:
Ante todos seas bendito y alabado, luego lo felicito a nombre de los “SALVAJES YURACARES” Bolívar, ante lo agudo de su sátira le respondió con un verso de Juvenal.
Entre otra de sus hazañas cuentan que una vez un conocido señor de la sociedad se presentó ante el General Belzu con una extraña petición: “Excelencia” le dijo, “tengo un hijo malo muy malo, enamoradizo como un Tenorio, jugador, bebedor como el amo de Esopo, amigo de lo ajeno como Dimas, perdulario, ignorante, rebelde e irresponsable, pesadilla de mi casa y terror de sus hermanas. No he podido conseguir que estudie ni para cura ni para abogado…no he logrado hacerlo sastre ni carpintero. Es un vago…un perdido! Se lo recomiendo y entrego para que labre usted su fortuna”. El mandatario un poco sorprendido pregunto:
Y qué quiere que haga yo con él?
Diógenes que se encontraba presente a la diestra del Presidente, con toda tranquilidad respondió:
Hágalo militar señor, es a propósito para eso, de seguro hará carrera…llegara a figurar.
Contaron que una noche ciertos rateros le arrebataron su capa, aquella tradicional capa que usaba todo el tiempo…Sin pensarlo dos veces se dirigió al palacio presidencial completamente desnudo, su nueva “toilette” dejo perplejos a todos los que allí estaban….La perspicacia del mandatario se hizo notar y le pregunto:
Doctor Diógenes…que extraña metamorfosis. Donde está su infaltable capa?
Señor sus hijos me la quitaron anoche, vengo a que me la devuelva, Belzu no tuvo a menos que disimular su furia y rojo de cólera mando hacer una nueva capa para el terrible querellante.
Existen muchísimas más anécdotas de este personaje tan interesantes, en estos rápidos rasgos de su personalidad intentamos recordar al Diógenes Boliviano, sin duda tan extravagante y humano como el Diógenes Griego, pero además con otras características propias de un camba colla, que paso a la historia como el famoso Doctor Chullas.
Que falta nos hace un Chullas en estos tiempos en los cuales necesitamos alguien que haga entrar en razón al actual mandatario Evo Morales y no cometa la estupidez de construir un palacio nuevo de acorde a sus necesidades triviales y deje en paz a la ciudad de La Paz ya que con el que tenemos es bastante para la legión de ineptos malavidas que caminan por sus salones.
Isabel Velasco
This is a very interesting article- thank you. I am doing some research on Jose Maria Bozo and his work, "Materia Medica de Bolivia," which seems never to have been published. I was wondering if you know where the original unpublished manuscript is? In 1900, there was a resultion passed in Bolivia to publish it, so I think the manuscript must be in Bolivia. Any ideas? Muchas gracias! Michael North, northm@mail.nih.gov
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